La carrera para desarrollar un motor capaz de propulsar un avión desde su carrera de despegue hasta una velocidad hipersónica está realmente en marcha, y la británica Rolls-Royce claramente tiene la intención de no quedarse atrás. La veteranía en el diseño de motores aeronáuticos está en el origen de algunos motores legendarios como el Merlin que equipó a los Spitfire y Mosquitos durante la Segunda Guerra Mundial, el RB.41 Nene, que fue uno de los primeros turborreactores fiables empleados en el De Havilland Vampire y el F9F Panther, y cuyas versiones bajo licencia propulsaron los Ouragan y Mystère IV franceses, pero también los Mig 15 y Mig17 soviéticos, hasta el turborreactor EJ200 que equipa el Eurofighter.
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