Con motivo de la XIV reunión de La Défense, que tuvo lugar en Sochi, el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Poutine, definió Los ejes principales para la modernización de la Armada Rusia en los próximos años, pasando a formar parte de la actual ley de programación de 2019 a 2027. En periodos anteriores, la Armada rusa había sido algo descuidada, habiéndose concentrado las inversiones en la construcción de patrulleras y corbetas ligeras lanzadores de misiles, submarinos 636.3 Kilo mejorado, el desarrollo del programa Borei y el misil estratégico Bulava. Con la desaparición del tratado INF, Rusia tendrá menos recurso a esta flota de embarcaciones ligeras para implementar el misil crucero Kalibr, tratado que prohíbe el uso de este tipo de misiles en lanzadores terrestres. Además, una vez finalizada la modernización de los astilleros rusos, el país ahora puede volver a producir unidades de mayor tonelaje.
Generalización del misil hipersónico 3M22 Tzirkon
El primer eje fuerte definido por el presidente ruso se basa, como era de esperar, en la generalización del misil antibuque Tzirkon en tantos barcos de combate como sea posible: fragatas, corbetas, submarinos y baterías costeras. Con un alcance de más de 1000 km y una velocidad de Mach 9, el Tzirkhon está prácticamente fuera del alcance de todos los sistemas de protección antimisiles de las armadas occidentales, con la excepción de los sistemas de interferencia. Además, el misil fue diseñado para ser implementado por el mismo silo de lanzamiento que los utilizados para los misiles de crucero Kalibr o misiles antibuques supersónicos Onyx, que ahora equipan a muchos barcos rusos en servicio o en construcción.
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