Según varias fuentes que lo corroboran, los 3 submarinos del tipo 877 EKM Kilo adquiridos por Irán a Rusia en 1991, y modernizados en 212 por Irán, ya no podrían permanecer sumergidos más allá de muy poco tiempo, lo que obligaría a los sumergibles a navegar con snorkel durante el la mayoría del tiempo. De hecho, sus baterías han alcanzado su límite de potencial y ya deberían haber sido reemplazadas hace varios años. Sin embargo, Rusia mantiene el embargo internacional de armas contra Teherán, lo que impide a las autoridades iraníes obtener repuestos, incluidas baterías.
Además, los ingenieros iraníes parecen no ser capaces de dominar la compleja tecnología de las baterías de submarinos pesados, como el Kilo. Así, las pruebas de esta primavera provocaron la muerte de 3 ingenieros cuando explotó la batería probada.
Los submarinos Kilo probablemente representaron la amenaza naval más importante para Irán en el Golfo Pérsico. Por lo tanto, su incapacidad para mantener una inmersión sostenida representa una excelente noticia para las fuerzas navales occidentales responsables de proteger el tráfico comercial en la zona.
Esta información, que sin embargo debe ser confirmada antes de ser tomada como garantía, también muestra los límites de la ingeniería iraní en ciertas áreas clave, así como el papel crucial que la tecnología moderna de baterías representa hoy para la autonomía estratégica de un país. De hecho, más allá de los submarinos, las baterías se utilizan en una amplia gama de equipos, desde sistemas de comunicación hasta drones.
Queda por ver si Irán no logrará adquirir estas baterías de otros países, como Corea del Norte o China, que ya han proporcionado al país tecnologías críticas de misiles y radar.