Se presentará en Le Bourget un modelo del programa de caza T-FX de nueva generación

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Desde su llegada al poder, RT Erdogan se ha comprometido a devolver a Turquía el estatus que había perdido durante la Primera Guerra Mundial, aliándose con Alemania. Además del aumento muy significativo del presupuesto del ejército, que habrá pasado de 7 millones de dólares a casi 20 millones de dólares en 15 años, también ha liderado un esfuerzo muy importante para hacer de la industria de defensa turca una industria líder, capaz de satisfacer las necesidades de sus fuerzas y ganar competencias de exportación.

Varios programas caracterizan este esfuerzo, como el programa de tanques de batalla Altay en asociación con Corea del Sur, el programa de helicópteros de combate T-129 con la italiana Agusta y el programa MILGEM para el diseño y fabricación de una flota de superficie moderna, de la cual el Ada Las corbetas son los primeros elementos. Al mismo tiempo, el país continuó participando en programas internacionales, como el F35, el programa Patmar de la OTAN y el anuncio de la integración del programa ruso S500. Además, el país registró sus primeras exportaciones, con el pedido de corbetas Ada y helicópteros T-129 de Pakistán, y tanques Altay de Qatar.

Sin embargo, un programa concentra todas las ambiciones del país y de su presidente: el programa de aviones de combate T-FX de nueva generación. Diseñado con el apoyo de la BAe británica, el T-FX está destinado a sustituir a los 250 F16 actualmente en servicio en las fuerzas aéreas turcas, a partir de 2027. Forma parte de programas tipo “F35-Like”, como los de Corea del Sur y Programas japoneses, de los que comparte algunas características, en particular la configuración bimotor y la estructura bimotor en V, también utilizada por el F22, el F35 y el Su57, que tiene la particularidad de ser sensible a los radares de baja frecuencia. .

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Este programa será presentado como modelo durante el Salón Aeronáutico de París por la delegación turca que, al igual que en Euronaval y EuroSatory, no pretende pasar desapercibida.

Lo cierto es que el futuro de este programa está hoy en duda, con las tensiones entre Ankara y Washington por el S400 ruso y las amenazas estadounidenses de un embargo tecnológico. De hecho, si ninguno de los dos protagonistas acepta dar marcha atrás, las consecuencias podrían obligar a BAe a retirarse del programa y, con ella, al fabricante de motores Rolls-Royces. En estas condiciones, la industria turca se vería incapaz de llevar a cabo el programa sin la ayuda de otro industrial que domine el diseño de aviones de combate y las cuestiones de sigilo, y que pueda suministrar motores fiables a Ankara. Y en ausencia del apoyo occidental, la industria turca tendrá, como única opción, acercarse a Rusia y su Su-57, o a China y el J-20, o más probablemente el FC-31 Gyrfalcon.

Por lo tanto, en los próximos meses se tomarán decisiones cruciales sobre la organización de futuros bloques geopolíticos pero también tecnológicos en las fronteras de Europa. A seguir …

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