Durante la presentación de los primeros bocetos del EuroMale, el dron europeo de media altitud y larga resistencia fruto del esfuerzo conjunto de Alemania, Francia, España e Italia, muchos comentaristas se sintieron conmovidos por la presencia de dos motores de propulsión. La configuración era un requisito alemán para poder integrar el dron en el tráfico aéreo europeo, que es conocido por estar muy congestionado.
Según los detractores de la solución, una configuración bimotor sólo aumentará significativamente el precio del avión, a expensas de sus posibilidades en la competencia de exportación. Además, los actuales drones MALE y HALE ya vuelan en Europa, bajo un régimen de vuelo militar. En estas condiciones, la petición alemana puede parecer más que discutible.
Sin embargo, esto va un poco rápido. De hecho, una configuración bimotor ofrece ventajas exclusivas, ante todo la seguridad. De hecho, los drones MALE actuales, como el Reaper o el Predator antes, tienen la mala costumbre de averiarse en pleno vuelo, lo que inevitablemente termina con la destrucción del dispositivo valorado en varias decenas de millones de dólares. No hay estadísticas sobre estas pérdidas, pero solo este año se han reportado varios accidentes de drones MALE en todo el mundo, y más particularmente en entornos operativos, cuando los dispositivos tienen una gran demanda.
Sin embargo, en el caso de los aviones de combate, un avión bimotor tiene entre 3 y 5 veces menos posibilidades de estrellarse tras un problema técnico (excluidas acciones de guerra, colisiones y errores del piloto) que un avión monomotor de la misma configuración. Por lo tanto, esta cifra podría aplicarse lógicamente al dron europeo, sobre todo porque el riesgo de destrucción por error/colisión, etc. es mucho menor que el de un avión de combate. De hecho, estadísticamente, un segundo motor permite abordar el problema del desgaste con argumentos económicos muy relevantes.
Queda el problema del precio. De hecho, dos motores aumentan el coste de adquisición y mantenimiento. Una vez más, es necesario observar todo el espectro del empleo para tener una idea del impacto exacto en el precio de propiedad. Así, equipado con dos motores, el dron europeo tendrá una velocidad de crucero significativamente superior a la de los monomotores, siendo esta mayor velocidad una de las condiciones previas para su integración en el tráfico civil. Sin embargo, al igual que ocurre con los aviones de patrulla marítima de nueva generación, como el P8 Poseidon, una mayor velocidad significa tiempos de tránsito más cortos y, por tanto, una flota más pequeña para mantener una presencia constante en una zona. Además, esto permite ampliar la capacidad de carga y la autonomía en la zona, una ventaja decisiva para un dron Male, para vigilancia terrestre o naval.
Como vemos, la configuración bimotor del EuroMale no está exenta de atractivos. Además, con la llegada al mercado de drones chinos, que ofrecen prestaciones razonables a un precio muy agresivo, el posicionamiento de un drone europeo en el mismo segmento estaría lejos de ser una garantía de un posible éxito comercial en el futuro.
Además, la configuración bimotor es especialmente adecuada para el uso naval, un sector en auge cuya demanda se está estructurando.