Presentado al público durante el desfile militar del 9 de mayo de 2018 en la Plaza Roja, el dron terrestre armado Uran 9 fue desplegado en Siria para ser probado en situación de combate, como se ha convertido en norma para muchos nuevos equipos rusos. Mientras que el BMPT Terminator 2, el T72B3M o el Su-57 parecen haber dado completa satisfacción, el Uran 9 resultó ser muy decepcionante, por no decir totalmente inútil.
De hecho, si bien se supone que el dron puede operar a más de 2,9 km de su puesto de control, no pudo superar los 50 m en el campo. El mismo problema para su sistema de armas, que mostró tiempos de enfrentamiento demasiado largos y una distancia de enfrentamiento reducida en 2/3 en comparación con las expectativas.
Para colmo, el Uran 9 tiene la muy molesta costumbre de perder la conexión con la estación de control, con tiempos de recuperación que van desde menos de un minuto hasta una hora y media.
Baste decir que, si el proyecto no se abandona por completo, tendrá que volver a manos de ingenieros para hacer más fiable su funcionamiento y resolver todos estos fallos paralizantes.
Curiosamente, la información se hizo pública, una práctica bastante nueva para la industria de defensa rusa. Esto no hace más que reforzar la credibilidad de los elogiosos informes sobre equipos que han resultado satisfactorios en zonas de combate.