¿Cómo alterarán los drones de combate la ecuación industrial y doctrinal de la aviación de combate?

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Actualmente se espera especialmente la llegada de los drones de combate, estos dispositivos no tripulados diseñados para realizar misiones en lugar de los aviones de combate. De hecho, constituirán el verdadero eje de lo que se describe como la sexta generación de aviones de combate, a la que pertenecerán los NGAD estadounidenses, así como los NGF y Tempest europeos.

Si todo el mundo anticipa esta evolución inevitable, la forma en que se utilizarán estos drones y, por tanto, la forma en que se diseñarán, sigue siendo muy divergente según los proyectos.

Así, los rusos diseñaron el S-70 Okhotnik-B, un dron de combate de 20 toneladas, cuyas prestaciones, y ciertamente su precio, lo acercan a un avión de combate tradicional. El MQ-25 Stingray, desarrollado por Boeing para misiones de reabastecimiento aéreo de combustible de la Marina estadounidense, tiene un precio unitario de 150 millones de dólares, superior al del F/A-18 E/F Super Hornet y al F-35C Lightning. Aviones de combate a bordo actuales.

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Por el contrario, los nuevos programas desarrollados al otro lado del Atlántico en este ámbito tienden a diseñar drones de combate mucho más económicos, como el MQ-28 Ghost Bat de Boeing, diseñado en cooperación con Australia, cuyo precio unitario oscila entre 10 y 15 millones de dólares, mientras que La Fuerza Aérea de los Estados Unidos anunció, en el marco del programa NGAD, que pretendía adquirir una flota de drones de combate semi-prescindibles que cueste entre un cuarto y un tercio del precio de un F-35A, es decir, entre 22 y 30 millones de dólares.

Precisamente en esta dirección quiere avanzar ahora la Marina de los EE.UU., después del carísimo MQ-25 Stingray, lo que, en última instancia, provocará una profunda conmoción en la flota de cazas embarcados a bordo de portaaviones estadounidenses, así como en los paradigmas que rigen el funcionamiento operativo. y aspectos industriales de los aviones de combate.

La Armada de EE.UU. quiere drones de combate por valor de 15 millones de dólares que solo volarán 200 horas

Es en este contexto que el nuevo programa Collaborative Combat Aircraft, o CCA. Esto fue detallado por el contralmirante Stephen Tedford, quien dirige la Oficina Ejecutiva del Programa de Aviación No Tripulada y Armas de Ataque, o PEO (U&W), en la conferencia anual Sea Air Space de la Liga Naval, a principios de esta semana.

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Drones de combate MQ-25 Stingray Super Hornet
Con un precio unitario de más de 150 millones de dólares, el MQ-25 Stingray de la Marina estadounidense es un dron de combate con un precio prohibitivo, que supera al del F-35C.

Según él, la Marina de los EE.UU. no tiene intención de seguir la trayectoria del MQ-25, sino de girar hacia drones de combate mucho más económico, para acompañar a su Lightning II, su Super Hornet y su sucesor, el futuro NGAD, que no entrará en servicio antes de finales de la próxima década.

Más concretamente, la Marina estadounidense pretende adquirir drones de combate cuyo precio unitario no supere los 15 millones de dólares. Sobre todo, estos dispositivos deben tener costes de implementación muy bajos y ningún coste de mantenimiento.

Y por una buena razón, sólo tendrán que volar, en el mejor de los casos, 200 horas, antes de ser utilizados como objetivo para atraer fuego enemigo o como drones de ataque. No se trata, en estas circunstancias, de gastar más de lo estrictamente necesario para diseñar y construir drones con una vida útil limitada.

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Y añadir que, en última instancia, la Marina estadounidense aspira a que más del 60% de su flota de aviones de combate esté compuesta por aviones no tripulados, que operen al servicio de aviones pilotados, pero también de forma independiente.

En cuanto a la Fuerza Aérea estadounidense, la entrada en servicio del primero de estos drones está prevista para finales de la década, aunque las capacidades previstas en este momento serán inferiores a las previstas por el programa y requerirán, por tanto, la supervisión y control de un dispositivo pilotado.

Una próxima revolución en el modelo industrial y presupuestario de la aviación de combate.

Las prestaciones y capacidades operativas de estos futuros drones de combate, ya sean drones pesados ​​como el S-70, drones tipo Loyal Wingmen o drones consumibles, como el Remote Carrier Expendable, ya han sido comentados en numerosos artículos publicados en la prensa especializada.

S70 Okhotnik-B Su-57
El dron S-70 Okhotnik-B tiene una masa de combate de entre 18 y 20 toneladas, para poder acompañar a los pesados ​​Su-57.

Las implicaciones para el modelo industrial y presupuestario que rodean este desarrollo han sido mucho menores. Y en el caso del modelo mencionado por la Marina estadounidense, pero también por la Fuerza Aérea de EE. UU. para el programa NGAD, estos son considerables.

El coste de propiedad de un dron de combate es tres veces menor que el de un avión de combate.


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