Creada en 1948 por el fabricante de aviones estadounidense Douglas, Rand Corporation es hoy uno de los think tanks más influyentes de los Estados Unidos, particularmente en lo que respecta a asuntos militares e internacionales, especialmente porque, a diferencia de otros importantes think tanks estadounidenses, no es políticamente asociado. De hecho, sus análisis suelen ser evaluados con gran atención tanto por los tomadores de decisiones políticas estadounidenses como por el Pentágono. Desde el comienzo de la crisis de Ucrania, el Rand ha producido una gran cantidad de análisis, a menudo muy relevantes, a un ritmo sostenido. Especial atención merece el último análisis publicado el 27 de enero. De hecho, más allá de los análisis tácticos, económicos y políticos, estudia el riesgo de que el conflicto ucraniano se atasque o se extienda a través de un dado crítico particular, a saber, los intereses políticos, económicos y estratégicos de los EE. UU. Unidos.
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, el riesgo de un estancamiento del conflicto, o incluso de su extensión más allá del teatro de operaciones ucraniano, ha aumentado significativamente en los últimos meses, en particular desde que Moscú se ha comprometido a cambiar su enfoque de esta guerra, pasando desde una gestión puramente táctica al inicio del conflicto, con resultados muy discutibles, hasta una gestión estratégica basada en los activos objetivos del Kremlin, a saber, su industria de defensa y su superioridad demográfica. El análisis de Rand, titulado "Evitar una guerra larga: la política estadounidense y la trayectoria del conflicto ruso-ucraniano", de hecho, está llevando a cabo un estudio metódico de todos los riesgos y consecuencias previsibles vinculados al probable estancamiento del conflicto, mientras que ahora, ni Moscú ni Kiev parecen capaces de imponerse militar y duraderamente a su adversario.

En primer lugar, el análisis estudia todos los parámetros resultantes de un probable estancamiento del conflicto, con los dos grandes riesgos principales, que son el uso de armas nucleares lejos de ser descartado por los analistas estadounidenses, y la extensión del conflicto hacia un enfrentamiento entre La OTAN y Rusia, nuevamente considerada mucho más plausible de lo generalmente aceptado por los especialistas que hablan en los medios sobre este tema, incluso si una confrontación directa convencional entre Rusia y la OTAN no sería ventajosa para la primera. También se definen otras tres claves de análisis, a saber, la cuestión del control territorial de los dos beligerantes, la cuestión de la extensión del conflicto en el tiempo y, por último, las diferentes opciones para poner fin a este conflicto. A continuación, se estudia cada uno de estos criterios en relación con sus consecuencias sobre los intereses estadounidenses. Sin parafrasear el análisis que se encuentra en libre acceso, es claro que para Estados Unidos, los riesgos y limitaciones resultantes de un estancamiento en este conflicto, superan con creces los pocos beneficios potenciales de un conflicto que llegaría a durar, durante casi los todo el espectro de análisis. En otras palabras, si bien Estados Unidos debe prepararse para una confrontación política, económica y tal vez militar con China, no tiene interés en que el conflicto ruso-ucraniano dure, y menos aún en que se alargue.
Según este mismo análisis, sin embargo, tampoco se trata de ceder ante Rusia, reduciendo o eliminando el apoyo militar a Kiev, siendo las consecuencias de tal decisión también en detrimento de Washington y sus aliados europeos, constituyendo un indiscutible victoria de Vladimir Putin y el régimen ruso. Para enfrentar este desafío, los autores del análisis recomiendan varios enfoques, el primero de los cuales es un cambio profundo en la organización del apoyo militar y estratégico en Kiev. En efecto, la metodología utilizada hasta ahora por Washington y todo el bloque occidental, se basa en el apoyo secuencial, para responder en el corto plazo a las necesidades expresadas por los ejércitos ucranianos para oponerse a los ejércitos rusos. Si este enfoque ha permitido una progresión incremental de los medios transferidos a Ucrania, pasando de simples misiles antitanque y antiaéreos al comienzo del conflicto, a ahora tanques pesados y sistemas antiaéreos y de artillería de alta tecnología, sin causar cualquier extensión del conflicto, ahora está llegando a sus límites.

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