El 29 de agosto, en Praga, el canciller alemán Olaf Sholz anunció el lanzamiento de una iniciativa centrada en Alemania para la constitución de un escudo antiaéreo en Europa. La diplomacia alemana tardó menos de dos meses en dar sustancia a esta iniciativa. De hecho, el 13 de octubre, Alemania y otros 14 países europeos (Bélgica, Bulgaria, Estonia, Finlandia, Hungría, Letonia, Lituania, Noruega, Países Bajos, República Checa, Rumanía, Reino Unido, Eslovaquia y Eslovenia) firmaron conjuntamente un declaración de intenciones destinada a dar nacimiento al programa “European Sky Shield”. Este éxito innegable de Berlín probablemente permitirá reforzar considerablemente las capacidades de defensa antiaérea y antimisiles en Europa del Este y del Norte. Pero es, sobre todo, un enorme desaire dirigido a Francia y a su presidente Emmanuel Macron.
En efecto, un escudo como el previsto por Berlín, que estará basado en una defensa multicapa coordinada basada en el sistema antiaéreo de medio alcance IRIS-T SLM desarrollado por la alemana Diehl, el sistema antiaéreo y de largo alcance sistema antimisiles American Patriot de alcance efectivo en particular contra misiles balísticos de corto y mediano alcance, y un sistema antimisiles exoatmosférico como el israelí Arrow 3 o el estadounidense Aegis Ashore para hacer frente a largo y muy largo alcance, es un componente con un papel importante en términos de disuasión, sin ser compuesto o contrarrestado por el uso de armas nucleares. Así, el despliegue del escudo antimisiles de la OTAN en el lado este de la alianza, con el despliegue de un sistema Aegis Ashore en Rumanía y otro en Polonia, había provocado el enfado de los rusos en su momento, y jugó un papel importante. papel no desdeñable en el endurecimiento de las posturas de ambos bandos en el campo de la disuasión. En otras palabras, al tomar el control de este componente estratégico de La Défense en el viejo continente, Berlín tuvo éxito donde fracasó Francia, en gran parte debido a Alemaniaen proponiendo extender la disuasión francesa a algunos de sus vecinos europeos en 2020.
Hay que decir que, en este caso, Berlín ha hecho un trabajo especialmente bueno al reforzar sus propias posiciones y tomar una posición de liderazgo que ahora será difícil de desafiar en términos de defensa europea. En primer lugar, Alemania ha evitado, muy probablemente de forma intencionada, incluir a determinados países europeos en esta iniciativa, en particular Francia e Italia, pero respectivamente la 2ª y 3ª economía y demografía de la UE. Por un lado, era evidentemente imprescindible para Berlín excluir a estos dos países ya que cuentan con la única oferta europea en cuanto a sistemas antiaéreos y antimisiles de medio y largo alcance en Europa, con el SAMP/T Mamba y el Misil Aster 15/30/Block1NT. La presencia de Roma y/o París habría frustrado considerablemente la hegemonía alemana, particularmente en términos de elección de sistemas, especialmente porque el SAMP/T puede reemplazar, por sí solo, al alemán IRIS-T SLM y al American Patriot, con rendimiento y capacidades superiores a esos dos sistemas. Al invitar a París o Roma, Berlín habría erosionado su propio control sobre todo el sistema, especialmente porque al mismo tiempo, Alemania ha estado trabajando para excluir al MBDA francés del programa europeo de defensa antimisiles EHDI..
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