Si bien los radares de vigilancia terrestres son efectivos contra aviones y misiles que operan en altitudes medias y altas, la situación es bastante diferente contra aviones y misiles de crucero que se mueven cerca del suelo, para aprovechar al máximo el enmascaramiento, el terreno o incluso la redondez de la tierra, para reducir el tiempo de reacción del adversario y por lo tanto su capacidad de interceptar. Para hacer frente a estas amenazas, es fundamental colocar un radar en altitud, capaz de observar el suelo sin estar sujeto a los efectos. Varios sistemas, como Hawkeye et Sentry, los famosos Awacs de la OTAN, están diseñados para este propósito, y nuevas plataformas, en particular empleando drones de altitud media o alta, están en desarrollo. Pero a la hora de proteger el territorio, otra alternativa poco utilizada puede resultar relevante, el uso de un aerostato, o globo cautivo.
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