La resiliencia de la población civil, así como de la industria y la economía, en caso de un conflicto importante, es un elemento fundamental de la capacidad de un país para sostener un esfuerzo militar intensivo a lo largo del tiempo. Este tema ha sido olvidado durante mucho tiempo por la mayoría de los estados occidentales, así como por sus ciudadanos, a menudo poco preocupados por el esfuerzo colectivo requerido para enfrentar una situación crítica. En Europa, solo Suecia, en los últimos años, ha establecido las premisas de una estrategia integral de resiliencia, pero esta es una excepción.
Para Beijing, por otro lado, el vínculo entre la nación y su ejército, el principio fundamental del Ejército Popular de Liberación, sigue siendo hoy en día el centro de la estrategia china. Y el ejercicio realizado este fin de semana en la ciudad de Chongqing, en el suroeste del país, es una ilustración perfecta. De hecho, las autoridades militares y civiles simularon, durante un fin de semana, la transformación de la aglomeración más importante del país para apoyar un esfuerzo bélico masivo y largo. Este ejercicio, de duración limitada, se centró en dos aspectos en particular.
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