Después de investigar este problema durante varios meses, Defense News finalmente recibió confirmación que los problemas estructurales encontrados por el F-35 a velocidades supersónicas simplemente no se resolverían. Por el momento, esto solo afectaría al F-35B de los Marines y al F-35C de la Armada, y no al F-35A utilizado por la Fuerza Aérea de los EE. UU. Y la mayoría de los clientes de exportación del avión.
Desde el año pasado, el Pentágono ha reconocido que las dos variantes navales del F-35 sufren serios problemas al volar por encima de Mach 1. De hecho, a diferencia de la mayoría de los aviones modernos, el F-35 es incapaz para volar a velocidad supersónica sin utilizar postcombustión en su motor. Sin embargo, esta postcombustión provoca un aumento excesivo de calor y vibraciones en la parte trasera de la estructura del avión, que también se encuentra sujeta a las limitaciones aerodinámicas muy específicas del vuelo supersónico. Concretamente, esta situación dañaría la estructura de la aeronave (en particular su cola horizontal) pero también el revestimiento furtivo de la aeronave y algunos de sus sensores de guerra electrónica.
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